lunes, 2 de mayo de 2011

Los secretos del audaz operativo para acabar con Bin Laden

Los secretos del audaz operativo para acabar con Bin Laden




En agosto pasado, EE.UU. tuvo el primer indicio de su ubicación. Y en marzo de este año notificaron a Obama, quien este viernes dio la orden de atacar. 





Los helicópteros Chinook descendieron en medio de la noche de Abottabad, una exclusiva ciudad de Pakistán. El aleteo de sus aspas delató su presencia. Era la una de la mañana. Sohaib Athar no podía conciliar el sueño y, mientras navegaba por Internet, el potente ruido lo sobresaltó. Y entonces, este especialista en informática hizo lo que cualquier buen twittero haría ante un hecho sorprendente: ingresó a su cuenta (@reallyvirtual) y escribió: "Un helicóptero sobrevuela Abottabad a la una de la mañana. Es extraño". No lo sabía en ese momento, pero iba a ser uno de los pocos testigos de la mayor operación de contraterrorismo de la historia de Estados Unidos. Osama Bin Laden tenía los minutos contados.
"Vete, helicóptero, antes de que saque mi matamoscas gigante", volvió a twittear Athar. Hasta ese momento, este paquistaní no sabía que era vecino de Osama Bin Laden, el terrorista más buscado del mundo.
Lo que vino después fue un ataque que no olvidará jamás. Un equipo de élite de las tropas de Estados Unidos logró franquear los altísimos muros de la fortaleza en la que se escondía Bin Laden hacía meses. Traspasaron las paredes de más de seis metros y los alambrados de púa que las coronaban. Adentro, todo era puro nervio.
Eran 20 hombres del Equipo Seis de la unidad SEAL de operaciones especiales de la Armada de Estados Unidos y un perro. Comandados por el director de la CIA, Leon Panetta, los militares avanzaron en la oscuridad. Al otro lado del mundo, el funcionario, Barack Obama y sus asesores seguían la operación con ansias.
Todo había comenzado cuatro años atrás. Basados en las declaraciones de detenidos tras los atentados del 11 de septiembre, los funcionarios de Inteligencia sabían que Bin Laden confiaba ciegamente en un mensajero de Al Qaeda y creían que podrían estar viviendo juntos en la clandestinidad.
En 2009 lograron conocer la identidad del mensajero e identificar las zonas de Pakistán en las que se movía. En agosto pasado, descubrieron dónde vivía. Era el fortín en el que terminarían matando a Bin Laden, una mansión ocho veces más grande que las otras casas del barrio. Una casa extraña en la que nunca se sacaba la basura a la calle. Siempre la quemaban adentro haciendo imposible descubrir sus secretos interiores.
A mediados de febrero de este año, el presidente Barack Obama decidió "dar un curso agresivo de acción''. Durante los siguientes dos meses y medio, el mandatario encabezó cinco reuniones del Consejo de Seguridad Nacionalenfocadas exclusivamente a atrapar a Bin Laden.
El viernes 29 de abril, Obama le dio el ok a la operación en Abottabad, una ciudad ubicada a sólo 100 kilómetros al norte de Islamabad la capital del país. Hasta ahora no trascendió si le pusieron nombre. Era una misión que requería una precisión quirúrgica, por eso decidieron mandar a los hombres al terreno. Los aviones no tripulados del gobierno ya habían fallado en varias ocasiones. Necesitaban un ataque cara a cara para acabar con el escurridizo terrorista.
Cuando dio la orden, Obama dejó en claro cuál era la prioridad: traerlo vivo para que pudieran juzgarlo en Estados Unidos. Si no era posible, debían hacer todo para que Bin Laden cayera.
Los 20 hombres de la unidad SEAL de la Armada lograron violar la seguridad de los dos portones custodiados de la casa. No había ventanas por las que colarse. Los equipos de visión nocturna les franquearon la entrada. Sus armas, los protegieron.
"Oí un ruido atronador, seguido por fuertes disparos. Luego los disparos se detuvieron de repente. Luego más ruido atronador y entonces una gran explosión'', dijo Mohammad Haroon Rashid, un vecino de Abottabad.
Fueron ráfagas de balas una y otra vez. Osama resistió a los tiros. Se sabe que era un gran tirador que se había enfrentado con los rusos tras la invasión de Afganistán en medio de la Guerra Fría. Bin Laden sabía cómo repeler a los estadounidenses, ellos mismos lo habían entrenado décadas antes. Pero –dicen- que un certero balazo en la cabeza acabó con él. Ni siquiera lo salvó una de sus mujeres. El diario The New York Times asegura que la usó de escudo humano. En total fueron 40 minutos de zozobra para los 79 "commandos" que participaron de la operación a uno y otro lado del mundo.
Al igual que al twittero Sohaib Athar, el operativo conmocionó a la comunidad internacional. Es que EE.UU. se manejó con extrema cautela y absoluto secreto para evitar filtraciones. Tal es así que ni siquiera Pakistán estaba al tanto de que era Bin Laden el hombre al que las tropas estadounidenses iban a buscar.
Por mucho tiempo se creyó que Bin Laden se escondía en cuevas del impenetrable Hindu Kush, una impresionante cadena montañosa a medio camino entre Afganistán y Pakistán. Pero fue localizado en una carísima fortaleza hecha a medida, a unos 90 metros de una academia militar paquistaní. Por eso, las autoridades de Estados Unidos creen que el terrorista tuvo apoyo local. No es posible que nadie viera nada.
Después de la lluvia de balas, el mensajero de Al Qaeda, su hermano y uno de los 25 hijos de Bin Laden yacían muertos en el piso, junto a otras dos personas que resultaron heridas. Aunque no revelaron su identidad, podría tratarse de Hamza, el hijo de 20 años de Osama, un miembro de alto rango de Al Qaeda.
Otra de las mujeres de Bin Laden, que vivía con el grupo, identificó el cuerpo del terrorista al final del tiroteo. Además, le hicieron un veloz análisis de ADN con muestras de otros familiares, antes de arrojarlo al mar. Dió 99,9 por ciento de exactitud. 
Caía la tarde del domingo en el cuartel de la CIA, en Virginia, cuando Panetta y su equipo recibieron la confirmación de que Bin Laden estaba muerto. Barack Obama y sus asesores de seguridad seguían los detalles de la operación desde la Casa Blanca. Ningún estadounidense había terminado herido. El resultado del operativo no podía ser mejor. Los aplausos estallaron en la sala.




Fuente: Clarin.com, Agencias, The New York Times, El País

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